El origen
Creo que a eso de los 5 o 6 años me metieron a clases de piano. El profesor era muy bueno; le había enseñado a tocar a mi hermana mayor, y eso era lo máximo: para mí, ella era una instrumentista alucinante. Recuerdo haberme pasado tardes enteras acompañándola mientras estudiaba las lecciones. Yo ahí, saltando sobre los sillones, y corriendo de aquí para allá, con la polka del perro de fondo, o algún minueto o éxito de Simon y Garfunkel. Todo ejecutado con un Yamaha Electone ochentero (algo así como un órgano a lo The Doors). El profesor de piano tenía una metodología para enseñar a leer y escribir bastante didáctica. El problema fue que nunca me interesó estudiar. Y no me culpo: nadie se lleva bien con la escritura musical, o el solfeo, a menos que se haya vivido en un sistema esclavista y/o académico durante un buen tiempo. Y mis padres, siempre muy permisivos conmigo en materias extra-curriculares, ni cerca estuvieron de obligarme a seguir yendo a clases con él. L...