Live Review - Carolina Holzapfel: poesía y música directo al subsuelo
A la Caro la he viso tocar ya no sé cuántas veces.. Sola con su teclado, a dúo con batería y en formato trío con bajo eléctrico. En todas sus formas he experienciado la inevitable entrada al profundo y singular mundo que ofrece esta cantante y eximia pianista chilena. Sin embargo, tras lo que viví el Sábado 27 de mayo en La Perrera Arte, no pude contener mis dedos y me decidí a escribir. Aquí va:
Tras aplausos y alaridos de emoción (que no cesaron en toda la presentación), el segundo corte es "Pastel", me atrevería a decir, una de las piezas más destacadas de Carolina por su explícita letra: una conversación de una chica consigo misma, un círculo vicioso de dolor y amor que describe la relación con un "pastel" (en "chileno": un idiota). Desde una musicalidad de pulsación lenta, con destellos a derrota y sufrimiento lánguidos, pasan a una escalada de volúmenes y dinámicas que terminan por quebrar a una Carolina que ya no parecía cantar, sino gritar y llorar la frustración de su personaje. La siguiente letra puede darnos una idea:

En "Gigante", la narración de un mundo en decadencia, desde la sutileza de un susurro, va sumando y sumando información para acabar en aullidos guturales eternos y una debacle instrumental. Carolina puede transformarse en una perfecta locutora de radio teatro de terror, pero de un terror que quisiéramos caricaturizado, pues no nos habla más que de pura realidad.
Comienza así:
La Perrera celebraba sus 22 años de historia y Carolina Holzapfel abría la música en vivo de ese día sábado. Invitaciones gratuitas para la jornada, y a disfrutar de un vino navegado en una fría noche de otoño capitalino, al calor de performance y música.
Hace no mucho Carolina publicó su primer disco en estudio titulado "Selfie", una palabra y concepto que sintetizan de manera vigente su trabajo musical: un proyecto íntimo, personal y único, que destaca en los frentes de lo poético y lo musical. La cotidianidad desde un prisma sensible que cautiva con sencillez, pero que desgarra con prosa afilada, y una fusión de sonoridades populares y doctas, protagonizada por un piano que transita a través de pinceladas de clasicismo, vanguardia y pop. Carolina escogió lo más denso y crudo de su repertorio para sumergirnos en el inframundo de su arte, a ratos poseída por una suerte de demonio aterrador, y a otros cándida e inocente. Y es que parte vital de su espectáculo en vivo es la teatralidad con la que desangra sus emociones, que, tal como sus armonías y melodías, enternecen a la vez que estremecen con tacto y estridencia. Esta selección, incluyó solo 2 canciones de su reciente placa, algo que evidencia el deseo de Carolina de continuar desarrollando su lenguaje, esta vez más oscuro y diría yo, tétrico, al lado de los cortes que ofrece su álbum debut, más colorido e inocente.
"Casa de Cartón" es uno de los que considero "single" de su álbum, y fue el tema que abrió los fuegos en un recinto que sigue confirmando su sello de calidad, con iluminación y sonido impecables. Ciertamente un hito en la historia de presentaciones en vivo de Carolina, que evidencia lo mucho que puede llegar a crecer una performance en vivo gracias a una iluminación y sonido con sentido, que caminen junto a la narrativa que produce este trío de músicos durante su muestra. Fino. Así fue como comenzó todo: con una canción que cuenta desde una primera persona la adquisición de una casa subsidiada por el Estado y la mirada del "sin casa", mezclando tonos irónicos y explícitos, en una creciente de intensidad y sobrecarga emocional y musical disonante que estalla en una poesía y armonía grandilocuente y épica:
"Casa de Cartón" es uno de los que considero "single" de su álbum, y fue el tema que abrió los fuegos en un recinto que sigue confirmando su sello de calidad, con iluminación y sonido impecables. Ciertamente un hito en la historia de presentaciones en vivo de Carolina, que evidencia lo mucho que puede llegar a crecer una performance en vivo gracias a una iluminación y sonido con sentido, que caminen junto a la narrativa que produce este trío de músicos durante su muestra. Fino. Así fue como comenzó todo: con una canción que cuenta desde una primera persona la adquisición de una casa subsidiada por el Estado y la mirada del "sin casa", mezclando tonos irónicos y explícitos, en una creciente de intensidad y sobrecarga emocional y musical disonante que estalla en una poesía y armonía grandilocuente y épica:
"Los pies se me hicieron piedra, las manos se me hicieron asfalto, las veredas se me hicieron costillas, los zapatos caminé sin cordón, mis ojos se tornaron semáforos, las rodillas se hicieron manillas de portón, escaleras se impregnaron en mis dedos, mi cuerpo entero se hizo casa de cartón..."Un fuerte e intenso puntapié inicial que en un par de minutos dejó pasmado a un centenar de personas que se rindieron ante el apoteósico sonido de un trío afianzado y virtuoso. En el bajo, Pablo Contreras, que con una inmensa pedalera de efectos juega un rol atmosférico, ofreciendo variedad de texturas, colores, sonidos oscilantes y líneas distorsionadas en un conjunto de psicodelia y densidad. Y por el otro lado, Raúl Díaz, quien con un estilo que raya en el jazz, el swing y la improvisación polimétrica, complementa con contratiempos y acentos inesperados la sólida base rítmica del piano de Carolina. Un ensamble experimentado y rico imposible de ignorar.
"Selfie" (2017)
Tras aplausos y alaridos de emoción (que no cesaron en toda la presentación), el segundo corte es "Pastel", me atrevería a decir, una de las piezas más destacadas de Carolina por su explícita letra: una conversación de una chica consigo misma, un círculo vicioso de dolor y amor que describe la relación con un "pastel" (en "chileno": un idiota). Desde una musicalidad de pulsación lenta, con destellos a derrota y sufrimiento lánguidos, pasan a una escalada de volúmenes y dinámicas que terminan por quebrar a una Carolina que ya no parecía cantar, sino gritar y llorar la frustración de su personaje. La siguiente letra puede darnos una idea:
" 'Es que es tan lindo!', cuando te mira a los ojitos... Al desayuno te prepara unos huevitos... 'Mansa perso!' cuando te agarra el potito, dice 'rica cosita' y te la mete de a poquito... Y los besos son un viaje, un recorrido al infinito. Y tú sucumbes, te encanta, que te toque a ti todita."

"Pero acuérdate que al rato tú llegaste, y el copete y los pitos habían hecho ya el efecto suficiente pa que el manto del olvido se adueñase de sus ojos y sus brazos se durmieran."Un tema de larga duración que a la pareja que tenía en frente dejó perpleja y emocionada, mirándose con cara de "pellízcame, que esto no parece verdad". Esa fue la reacción generalizada de la audiencia durante este show de unos 40 minutos, que pasó por 6 canciones donde la tónica fue la comunión de letra y música en función de una montaña rusa emocional poli-polar, desenfrenada y profundamente honesta. Y es que resulta imposible no congeniar ni empatizar con las palabras de Caro, cuando te enrostra realidades, emociones y cuadros devastadores con metáfora incendiaria y hermosa.
En "Gigante", la narración de un mundo en decadencia, desde la sutileza de un susurro, va sumando y sumando información para acabar en aullidos guturales eternos y una debacle instrumental. Carolina puede transformarse en una perfecta locutora de radio teatro de terror, pero de un terror que quisiéramos caricaturizado, pues no nos habla más que de pura realidad.
Comienza así:
"Sigue engordando como un goloso que no se hastía de atiborrarse. Se sigue inflando, se sigue hinchando, sigue engullendo, desenfrenado... Vamos metiendo y saturando, atiborrando hasta secarlo. Es un gigante, explotará... Es un gigante, explotará".Sigue:
"Las periferias: desnutridas. Y los extremos: abandonados. Los contornos están desiertos. Las periferias son invisibles. Y el centro hierve de desmesura, de excedentes, de superávit. Es un gigante, explotará... Es un gigante, explotará".Y continúa... (me salto texto para llegar a esto):
"Que tiemble todo, venga el tsunami, que llueva fuego, nos vale madre... Que el cielo entero se nos venga abajo, arrastrando el aire, cayendo a pedazos. Que el río oscuro se tome las calles, agua turbia por la Grandes Alamedas... Las Alamedas, nos valen madre... Las Alamedas nos vale madre".Las últimas dos canciones de la noche fueron "Entre el cielo y el mar" (de su disco en estudio), y "Conténtate con poquito". La primera, un conmovedor himno dedicado a los desaparecidos en dictadura, y la segunda, una aglomeración de -en buen chileno- situaciones de mierda, que comienza con desilusiones cotidianas y aparentemente simples, pero que van amontonándose hasta colapsar una torre de impotencia insostenible.
"Y me dijeron que quejarse es malsano, que repartir inconformidad daña el ambiente, que debo aprender a valorar lo que ya tengo, que debo aprender a contentarme con poquito".La jornada del sábado en la Perrera fue una sorpresa para todos los que estuvimos ahí. Lo entregado por este trío fue un remezón de conciencias y sensibilidades; efectivo y profundo, pues no digamos que la oferta de contenido contracultural sea baja en nuestros días.. por el contrario. Sin embargo, Carolina ha refrescado el panorama, con una fusión artística tan exótica como sorprendente, algo que sin duda proviene de un corazón apasionado, sincero y valiente. Gracias por esto!
Entrevista a Carolina por Federico Sánchez (música en vivo y conversación)


te pasaste, muy bonito el texto. Qué ganas de haber estado en esa tocata, y de algún modo con tus palabras estuve, bacán Leo!
ResponderEliminarMuchas gracias por esas palabras :) a todo esto: quién eres? ajajaj, solo veo tu seudónimo!
Eliminarbuenísimo este comentario
ResponderEliminarGracias Rodrigo!! saludos!
EliminarRealmente unos virtuosos cada uno de ellos.Son una banda excepcional.Muy bueno el reporte de ese dia.
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